Capítulo 1 - Acto 1

Veo el rostro preocupado de Alucard. Me parte el corazón, pero no creo que deba explicarle que me trae aquí. Es un asunto muy personal.
- Bueno, ya me has encontrado amigo mio.- digo con una falsa sonrisa, pero tratando que parezca sincera- Estoy aquí...es...en realidad Alucard, creo que no deseo compartir mis motivos contigo, se trata de algo bastante personal y...- ¿Que estoy haciendo, no soy claro, Alucard ha estado a mi lado desde que lo conozco, hemos compartido mucho. Nuestra amistad se ha vuelto fuerte. Es lo más parecido a un familiar que tengo, de hecho, es la única "familia" que tengo.- Busco a un alquimista y mago conocido como Magnus. He oído decir que su laboratorio esta en la Oscuridad. Mis sueños...mis pesadillas en realidad, se han vuelto cada vez más constantes e intensas. Necesito respuestas, y él puede ofrecérmelas.

Es más que evidente que esto esta resultando difícil para Nolan. Me sorprenden sus palabras. Aunque en un principio duda, acaba por revelarme sus intenciones. Se porque es tan importante para él.
- ¿Se trata de ella? Aún puedes verla, ¿verdad? Y revivir aquellos momentos ¿no es cierto?- Durante unos segundos medito sobre la situación.- Te acompañare. No puedo dejarte hacer esto solo. La Oscuridad es un lugar peligroso, incluso para un templario. Solo no llegarás muy lejos.

- Nadie sabe a ciencia cierta como acceder a ella. Incluso las entradas habituales cambian a veces.- Explico a la mujer que nos acompaña.- No obstante, como ya ha dicho Kadim, nos dirigimos allí y también. Creo que sera más seguro para todos que entremos juntos. Según dicen, es una zona peligrosa. -Hago una pausa para beber.- Solo te pido que protejas a mi hermana allí dentro, ante cualquier duda, o circunstancia, que no contradiga tu seguridad. Siempre as de velar por su seguridad como prioridad, tras la tuya propia.

- Se cuidar de mi misma, y no necesito que todo el mundo este pendiente de mi ni me proteja Cian.- Me apresuro a replicar claramente disgustada.

Simplemente me limito a asentir con la cabeza. Me concentro en detectar o localizar a la sombra que persigo.
-Es complicado. Solo estoy seguro de que esa "cosa" no es humana. Su apariencia es la de una sombra esquelética. Se que suena a locura. Pero es cierto.- Se que lo que acabo de explicar es cuanto menos de locos, no espero que la mujer me crea, pero en verdad poco me importa, solo quiero dar con la criatura que ha matado a mi hermano.

- Bueno, sobre la Ciudadela no mucho. Solo se que se encuentra bajo Hécate. Que fue una antigua ciudad Ebudan, y que algo provocó que fuese abandonada, aunque es posible que aún haya algún tipo de existencia morando allí. -Bebo un sorbo de mi copa para acabar con su contenido. Me levanto tras dejar unas monedas en la mesa.- Sobre los Ebudan, según tengo entendido, fue la primera gran potencia de la antigüedad, antes incluso de que los Sylvain o los Duk'zarist empezasen a prosperar. Según cuentas las leyendas, hace aproximadamente diez mil años, fueron "arrojados" de los cielos y despojados de su poder, convirtiéndose en la raza que se conoce ahora como "Ebudan". La mayoría de sus emplazamientos, o todos tal vez, eran ciudadelas voladoras. El aspecto de sus ciudades era grandioso, evocando incluso nostalgia. Eran habituales los grandes espacios con arcos abiertos, inmensas plazas y amplias terrazas, todos ellos, lugares donde se podía ver el cielo.- Hago una pausa, recordando tiempos antiguos.- Muchas entradas de edificios estaban a gran altura y sólo eran accesibles mediante el vuelo, por lo que las ciudades parecían aun más inmensas.

-No he visto nunca nada parecido a lo que has descrito. – Le hago una señal para que salga y yo hago lo mismo pendiente a lo que me rodea. Estoy convencida de que a menos que este hombre me esté engañado, el asesino que busca está por aquí, oculto. – Para algunos puede ser una locura. Yo he visto suficientes cosas para saber que es posible que algo así exista. En este mundo hay más cosas de las que ven nuestros ojos. – Si se trata de una especie de sombra, a la luz del día le debería ser más difícil ocultarse. Sigo buscando alguna señal que pueda indicarme su ubicación.

Detectas una presencia oscura, alguien a menos de cinco metros de vosotros emana energía oscura. Puedes percibir que está oculto tras el muro cercano a tu derecha.

Te tengo. Corro hacia el muro de mi derecha, salto hacia él y apoyando un pie cojo impulso para saltar al otro lado del muro mientras desenfundo a Angoku Dama, mi katana, para hacerle frente a mi adversario.

Escucho a Shadow con atención mientras le sigo. A pesar de mis investigaciones no tenía conocimiento de alguna de esas cosas. – Es fascinante y, al mismo tiempo, una pena no poder disfrutar de algo así hoy en día. Para mí sería un sueño hecho realidad poder ver en todo su esplendor una ciudad Ebudan. – Disfruto de la conversación y mi entusiasmo es evidente. – ¿A que te refieres al decir que eran ciudadelas voladoras? ¿Acaso sus ciudades estaban suspendidas en el aire?

Me quedo perpleja ante su petición. – Cian… ese es tu nombre ¿no? Me parece bien que nos ayudemos mutuamente, busquemos una entrada y entremos juntos, pero no es mi intención que nuestros caminos sigan juntos después de eso. Mi destino y mis problemas son solo míos y no me involucro en los asuntos de los demás. Por lo que no puedo prometerte algo así. No entiendo por qué pones el bienestar de tu hermana en mis manos.

Cuando alcanzas el otro lado del muro, observas a una criatura tenebrosa, hecho de oscuridad pura, se trata de una sombra viviente cuyo aspecto se asemeja bastante al de un demoníaco esqueleto.

NOTA: Akemi y Nizam, pasad al tema Combate Akemi y Nizam en los callejones de Americh y lanzad iniciativa.

-Exactamente a eso, sus ciudades estaban suspendidas en el cielo. Algunas cayeron, aunque los Ebudan trataban de repararlas para que volviesen a elevarse. Imagino que la Ciudadela bajo Hécate fue una de las que cayó.

-Creo que no me has entendido.-digo mirándola directamente a los ojos-No pongo el bienestar de Kadim en tus manos, yo soy quien velo por ella. Pero si entramos allí juntos y las cosas se ponen feas, será por ella por quien debas preocuparte, no por mi.-Me levanto-Creo que es momento de buscar una entrada a La Oscuridad.

-Calmaos los dos, ¿pensáis estar siempre a la defensiva ambos?-Digo levantándome también.-No nos has dicho aun tu nombre.

-No puedo permitir que lo hagas. Como bien dices es peligroso. Es algo que debo hacer solo.-Inconscientemente miro a Fiala. ¿A ella la estoy metiendo en esto?-No se si quiero realmente encontrar a Magnus ¿sabes?- le comento a Alucard-Bueno, imagino que no cambiaras de opinión, así que debo suponer que ambos nos acompañáis. ¿Quien es ella?

- ¿Cómo lograrían mantenerlas allí arriba? - Miro al cielo soñadora. - Me pregunto que tipo de tecnología o magia usarían. - Miro un momento a Shadow. - Hago demasiadas preguntas. Seguramente sabrás todo lo que tengas que saber de mí, pero si hay algo que quieras preguntarme, adelante.

¿Lo haré? Si la veo en peligro ¿la ayudaré? Antes no habría dudado ante algo así, pero ahora... ¿Acaso me estoy convirtiendo en el demonio que dijeron que era? - Está bien,si corre algún peligro y necesita ayuda, lo haré. - Me pongo en pie y miro a Kadim. - No se trata de estar a la defensiva, más bien de mantener las distancias. No estoy aquí para hacer amigos. Me gusta estar sola y hoy por hoy eso no va a cambiar. - Me encamino a la salida. - Podéis llamarme Velvet.

-Soy Brianna Fannon – Dudo en si acercarme o no. Estoy tan nerviosa que no sé si estoy temblando o solo me da esa impresión por la vibración del colgante que parece querer salir disparado hasta él. – Encantada de conocerte.

Por un extraño motivo me siento conmovida, feliz porque cuente conmigo a pesar de no conocernos apenas. Tiene a su amigo frente a él dispuesto a dejarlo todo por ayudarle y ha dudado más en aceptar su ayuda que la mía. ¿Será una señal de que nuestro destino está entrelazado? - ¿Por qué piensas que ese alquimista te puede ayudar a buscar respuestas sobre tus sueños? – Me gustaría hablar de esos sueños en otro momento. Mientras espero su respuesta me dirijo a la pareja que tenemos delante. – Perdonad mis modales, soy Fiala, amiga de Nolan es un placer conoceros a ambos. Me alegra ver que todo está bien entre vosotros. – Comento a Alucard.

- El placer es todo mio.-digo a Brianna con una sonrisa, tras lo que miro a Fiala y le contesto-Se trata de un alquimista y mago antiguo, con bastantes conocimientos en ocultismo, y posee un artefacto capaz de mostrar los sueños y las cosas que se guardan en el subconsciente. O eso es lo que he escudado.- Miro a Alucard-Bueno, ¿vamos?

-¿sabes que todos esos rumores podrían ser falsos, verdad?-Comento a Nolan mientras camino a su lado.-Encantado de conocerte Fiala. ¿Como os conocisteis tu y Nolan?

-Encantada Velvet.-digo mientras salgo con ella-Quizás la persona a la que vamos a ver pueda ayudarte, al fin y al cabo lleva viviendo en la Oscuridad mucho tiempo.

Salgo junto a Kadim y Velvet. Espero que nuestra incursión en La Oscuridad de Americh, transcurra sin complicaciones. Temo por que Velvet nos deje en malas circunstancias si las cosas se ponen feas. Obviamente, solo se preocupa de sí misma, parece haber aceptado mi petición más por zanjar el tema que por voluntad de cumplir con su palabra. Debe ser difícil cargar con una maldición así, que poco a poco consume su humanidad, que la vuelve un ser abismal, la esencia demoníaca que desprende está sin duda apoderándose de ella poco a poco. Si nos acompaña a hablar con Magnus, le pediré consejo y ayuda al respecto.

-Un interesante y peligroso artefacto. Entonces lo que pretendes es ver lo que esconde tu subconsciente estando consciente. - Me quedo pensativa un instante, me pregunto si eso me serviría para saber más de mi misión. – Entonces te vendrá bien no ir solo, si estás dispuesto a compartir esos sueños Alucard podría darte su opinión y así tener otra perspectiva. Si es que existe dicho artefacto, aunque claro yo soy de las que piensa que no hay que perder la esperanza. – Miro a Alucard. – Como nos hemos conocido… Le ayudé a recuperar algo que había perdido.