Acto 1: La Convocatoria

"Vladimir... nobles de Europa y el chiquillo de una leyenda... parece que de mis acompañantes poco voy a sacar. Vladimir...
Bien, parece que no tiene nada que ver con Shaagra, mejor.
Política, como no."

Empiezo a andar por las calles de Pest pensando en el siguiente paso a dar, e intentar organizar mis ideas.

Mientras caminas reorganizando tus pensamientos, recuerdas que poseis cierta informacion de Vladimir. Segun tus informes es el general supremo del voivodato transilvano, es rival de Jurgen y un gran estratega, ademas posee un alianza con los gangrel de la zona.

Freno en mi camino. "Ya, como no lo he visto está clarísimo. Bueno, de todos modos esperaremos ese día, pero no me gusta nada entrar en política y mucho menos con esa clase de enemigos. Pero que remedio me queda."

Vuelvo a hechar a andar hasta mi refugio.

Cuando llegas a tu refugio, sigues dandole vueltas a la cabeza, pero eres paciente y esperas a que llegue el dia de la cita.
Este llega pronto, y esta noche despiertas de tu sueño, el 15 de Abril.

Me levanto un poco excitado.

Cojo unas ropas de vagabundo con el abrigo de capucha y me dirijo a las puertas de Pest.
Mientras espero trato de ocultarme para no ser visto y me quedo atento esperando que lleguen los que serán mis compañeros.




PD: Uso presencia invisible (ofuscación).

Cuando llegas a las puertas, sin ser detectado ni percibido, observas como no muy lejos, seis carruajes cerrados aguardan al crepusculo y de ellos salen algunos guias y un grupo de cainitas, siete en total, todos tiene aspecto de nobles, salvo dos de ellos que parecen mas mercenarios.

Interesante, no sé que pinto yo aquí entre estos, pero será interesante.

Los sigo sigilosamente.



PD: Trato de escuchar lo que dicen cada uno, aunque sé que con el jaleo es difícil.

Nota: percepción + alerta.

El miembro 'kherana' ha efectuado la acción siguiente: Lanzadados

'D10' : 5, 3, 6, 4, 3, 5, 8

Ligeramente, y con algo de dificultad, atisbas a oir como se presentan, y el hombre de aspecto mas curtido, incita al resto a no demorarse.

PD: Markus, Alma, Mika, Jenell, Liam

Sigo a los personajes sigilosamente, mientras trato de hacerme una idea de cómo son cada uno de ellos, aunque por experiencia sé que las apariencias suelen engañar, me vuelven a la cabeza sus nombres; no, no me suenan nada.
Desde luego hay que reconocer que la política suele recurrir a grupos muy variados, no me gusta nada trabajar en equipo y mucho menos con gente que no conozco, aunque si todo sale bien podría hacerme de buenos aliados para obtener información de tales diversos lugares. Espero que la empresa no nos demore demasiado, aunque por desgracia sé que será así, los trabajos de mi sire suelen ser demasiado extenuantes y tediosos.Espero que estos jóvenes no me traigan demasiados problemas y me aporten algo de utilidad.

Mientras observas a tus futuros aliados, estos se dirigen a la puerta. Los soldados comienzan a cerrar las puertas mientras uno de ellos les indica que se den más brio si no desean quedarse fuera.

El grupo penetra en la ciudad, y avanza hacia el lugar de la cita con presteza. Parece que no se han percatado de tu presencia.

Nota: Deberías ir pensando en presentarte ante ellos, a menos que deses permanecer oculto hasta la Plaza del mercado, donde has sido citado.

Um... o son demasiado listo, se han percatado de mi presencia y callan; o son demasiado ingenuos y confiados. Mejor, creo que será una estupidez seguirlos hasta la plaza, dudo mucho que pueda sacar información buena sobre ellos.
Aunque pensándolo bien, a la sombra se está más seguro, al menos el tiempo que se me permita estar, hasta la plaza.
Sólo la curiosidad me hace desear llegar a la cita, sino fuera por ella...
¿Qué será lo que trama mi sire y su socio?
Me debato en estos pensamientos hasta llegar a la plaza.

Justo antes de atravesar el mercado central, oyes el sonido de una pequeña multitud: se está celebrando una subasta de esclavos. Sobre una plataforma, un hombre panzudo sostiene una cadena que sujeta a una cautiva vestida toscamente y de aspecto miserable, forzada a permanecer de rodillas ante él, con las manos a la espalda. Hay una hilera de cautivos encadenados a un poste cercano, con dos hombres montando guardia. La gente se congrega ante la plataforma, y algunos pujan por los esclavos. El escenario está iluminado por unas antorchas, pero la mayor parte del público y las calles cercanas permanece en la sombra.
Algunos miembros de la multitud casi parecen salteadores: hombres barbudos y bien armados, que han salido de las tabernas cercanas para disfrutar del entretenimiento.
Otros tienen el aspecto de mercaderes en busca de esclavos. Pero un hombre sobresale entre la muchedumbre. Obviamente un noble, como demuestran sus ropas y joyas, parece aburrido por la oferta, aunque claramente inquieto.
Quizá esté esperando que se ofrezca algo mejor.

Otra vez la venta de esclavos, parece que va ha haber movimiento, mi cabeza da vueltas al noble. Um, no recuerdo haberlo visto antes, quizá sea otro visitante, aunque tampoco lo vi en la puerta. Bah, no creo que tenga demasiada importancia, parece que sólo desea comprar esclavos. Aunque yo no creí nunca en las coincidencias.
Espero a ver que hacen los que serán mis futuros compañeros, mientras trato de no perder al noble de vista por si acaso.

Cuando el grupo se detiene para hacer una compra, la primera esclava es vendida y arrastrada fuera de la plataforma por su nuevo amo. Los ayudantes del subastador llevan a otra mujer: aunque está sucia y desastrada, su calidad es obviamente superior a la de la primera. Su pelo le cae en ondas de ébano a lo largo de la espalda, a pesar de que está enmarañado. Sus ojos tienen un aspecto oscuro y embrujado. Su harapiento vestido tiene un buen corte y está hecho con finas telas. Cuando se encuentra sobre la plataforma, el subastador pregunta:
"¿Qué ofrecéis por esta mujer? Virgen
e intacta, obediente y deseable."
Cuando el hombre se da la vuelta para contemplar a la multitud, la esclava alarga un pie y le pone la zancadilla. Después salta de la plataforma por el lado más cercano al grupo de cainitas. El subastador cae pesadamente, entre las risas del público, y la mujer huye hacia un callejón, moviendo frenéticamente los brazos a su espalda mientras intenta liberarse de sus ligaduras. Los guardias tardan unos momentos en emprender la persecución, y la gente parece tan divertida que no corre tras ella.