1 Agua Estancada

Wyzima, la capital de Temeria, ha caído ante una marea negra y dorada. Vosotros estabais ahí. Lo visteis todo. Los invasores ni se molestaron en lanzar vacas podridas y cabezas de soldado por encima de las murallas. La maquinaria de guerra nilfgaardiana arremetió contra los muros de la capital y de repente todo era sangre y acero, gritos y muerte. Lograsteis escabulliros de ese infierno y dirigiros al norte. Con patrullas de exploradores nilfgaardianos acosando a los pocos supervivientes de la masacre, habéis dejado de reconocer las profundidades del bosque y los
poblados que atravesáis. Solo cuando alcanzasteis el pantano os disteis cuenta de que estabais cerca del río Pontar. Ahora solo queda cruzarlo y buscar refugio en Redania.

La capital de Wyzima, Temeria, mi hogar ha caído. Nilfgaard avanza inexorable, conquistándolo todo, arrasándolo todo. Avanzo entre la maleza del bosque, reviviendo en mi mente las crueldades que he visto en el ataque nilfgaardiano. Hay seres peores que los monstruos. Pienso. Cuando llego a orilla del rió Pontar, no tardo en reconocerlo. Debo buscar una forma de cruzar el río y llegar a Redania.
Me arrodillo junto a la orilla para beber un poco de agua y recobrar algo de fuerzas antes de avanzar, pensando en la ruta que debería seguir a continuación, en que camino tomar para cruzar al otro lado del caudaloso río Pontar.

No podías hacer nada, no podías hacer nada. No dejo de repetirme una y otra vez. Tendría que haber ayudado más a los supervivientes, tendría que haber buscado mejor a Aisliin, no puede estar muerta. Camino entre los árboles algo mareada. Toda esa gente... era mi responsabilidad ayudarles. ¡Joder! Pienso golpeando el tronco de un árbol cercano. Tomo aire para recuperar la compostura. Avanzo hasta la orilla del río y miro alrededor. - No se ve ningún puente cerca, tendré que buscar otra forma de cruzar. - Me dejo caer de rodillas junto al agua y me refresco la cara y el cuello antes de ponerme en marcha de nuevo.

Mis músculos me pesan, llevo horas vagando por estos bosques, perdido, hambriento. El sonido de agua cerca me devuelve ligeramente la esperanza. Tras orientarme en la dirección del río, llego a orilla del Pontar. No tardo en reconocerlo. Suspiro aliviado.
Cuando soy más consciente de mi entorno, veo a una mujer que me hes familiar. Se trata de Ada de Ban Kaer. Respiro aliviado de verla con vida, de saber que ha sobrevivido al asalto nilfgaardiano.
- ¿Ada? - pregunto un poco dubitativo, temiendo que quizás no sea ella y pueda ser un espejismo o mi mente me este traicionando. - ¿Eres tu?

Me giro sobresaltada al escuchar mi nombre. Me levanto de una salto al ver al hombre que me habla. - ¿Stian? - Me siento aliviada, feliz de verle con vida. - Soy yo - camino hacia mi amigo mientras lo examino con la mirada - ¿estás bien? ¿estás herido?

-Estoy bien, Ada. Y me alegra ver que vos también lo estáis. Temí lo peor cuando Nilfgaard ataco Wyzima. - digo acercándome a ella y abrazándola. Es reconfortante saber que aquellos que te importan siguen vivos, o al menos, algunos de ellos.

Llevo horas vagando por este espeso bosque, desorientado, sucio y hambriento. Solo cuando mis pasos me acercan al río Pontar, siento algo de alivio. Al menos, voy en la dirección correcta. Me digo a mi mismo. Apoyo mi espalda contra uno de los árboles cerca del río. y estiro mis entumecidos músculos. ¿Quisiera la diosa fortuna o el azar que encontrase también comida y un medio de cruzar el río? Me pregunto a mi mismo en voz alta. Saco de mi zurrón el último trozo de carne salada que me queda, no es muy grande, pero al menos me servirá para hacer callar los rugidos de mi estomago. La diosa fortuna me sonríe. Digo con una ligera carcajada. Buen provecho Felannar.

El río está cerca ya puedo oir el sonido del agua y sentir el olr a humedad. Espero poder cruzarlo y llegar a algún sitio donde descansar y llevarme algo al estomago. Me tropiezo una y otra vez con el vestido, en el camino se ha enganchado en ramas y piedras hasta dejarlo irreconocible. Cojo la parte baja de este y termino de rasgarla arrancandole un buen trozo que deja la mitad de mis piernas al descubierto. Mejor así. Tiro la tela al suelo y sigo adelante. Ya casi en la orilla escucho hablar a alguien así que me apresuro a esconderme tras un árbol e intento ver de quien se trata.

Acepto el abrazo de Stian rodeandole con mis brazos. Me quedo así por unos instantes agradecida por el consuelo que me ofrece. - Deberiamos seguir, no parece haber ningún puente cerca así que tendremos que caminar por la ladera del río hasta encontrar uno o buscar otra forma de cruzar. - Digo soltandome poco a poco de mi amigo.

Mientras disfruto de un "manjar", escucho que alguien se aproxima. No dudo ni un segundo en darme la vuelta y ver quien me acecha entre los árboles. Me asombra ver que se trata de una preciosa mujer. Sus ropas están algo rasgadas, y claramente muestra más de lo que deberían. ¿menuda mujer? pienso.
-¿Dando un paseo? ¿O simplemente estabas acechándome para robarme o dejarme inconsciente? No pareces una ladrona, aunque me has robado el corazón. - concluyo con un guiño.

-Sí, es lo mejor. Deberíamos buscar una forma de cruzar el Pontar antes de que las patrullas nilfgaardianas nos encuentren. - comento a Ada mientras nos encaminamos por la ladera del río. Quizás haya algún embarcadero o puente hacía allí.

Camino a través del bosque, observando mi alrededor y prestando atención a los sonidos que emite el bosque. Entonces, capto la voz de alguien que parece estar cerca. Me aproximo con sigilo para descubrir que se trata de un elfo y una preciosa mujer que está cerca, tratando de permanecer también oculta. Aunque el elfo deja claro que la ha percibió. Yo trato de permanecer oculto y observar la escena, para ver que pretende hacer la mujer.

Cuando me dispongo a proseguir mi camino, escucho la voz de un hombre y una mujer que avanzan en mi dirección. A juzgar por sus pisadas, la mujer debe ser una guerrera, o algún tipo de soldado, sus pasos son firmes y su calzado grueso. El movimiento de armas a su cintura y espalda me indican que va bien equipada, en cambio, su acompañante parece ir más desprotegido, quizás un mago o un erudito, o su escudero. Permanezco inmóvil, erguido y observando como se acercan, con la mano cerca de mi hoja por si son nilfgaardianos. Esconderse no es una posibilidad, seguramente, ellos también se hallan percatado de mi presencia. Aguardare a ver que se ofrecen y quienes son.

Así que le he robado el corazón. Si fuera una ladrona he de decir que sería muy mala en mi trabajo ya no habéis tardado en reparar en mi presencia. Así que no, no soy una ladrona. Aunque podría haberlo intentado si tuvieseis algo más de comer. Pero parece que vuestra diosa fortuna os sonrie solo a vos. - Digo caminando con cautela hacia él por si no está solo.