Jonathan Pratt (Cyphon)

Los días como hoy deberían ser especiales, una temperatura agradable, un sol cálido y gente en la calle, comprando, patinando, comiendo... Pero desde que fui elegido, se que las cosas no van como uno quiere.
Conduzco mi coche por el Distrito Este de camino a Riverfront, a los astilleros. Mike, un antiguo socio de mis tiempos en los bajos fondos, me ha conseguido un curro para descargar unas cajas en los Astilleros de Riverfront. No pagan mucho, pero al menos es un trabajo decente.
De todas formas, aunque trato de no entrar mucho en el mundillo del crimen y los bajos fondos, tampoco lo he dejado del todo, ya que estando inmerso en él es como mejor uso podre darle a mis nuevas capacidades, y usarlas de forma justa y honesta.

Atraviesas el Distrito este sin muchas complicaciones, parece que el tráfico en esta zona de la ciudad esta relativamente bien. Pero la cosa cambia en Royal Hill, aquí la gente de Ciudad esmeralda se concentra para disfrutar del estupendo día, hay gente paseando, comprando o tomando algo en sus numerosos establecimientos. Esto hace que aquí el tráfico este congestionado.

¡Genial! Espero no llegar tarde. Compruebo la hora para asegurarme de que voy bien de tiempo. Si veo que el tráfico no avanza, trataré de coger algún atajo o calles secundarias para no llegar tarde.

El atasco es considerable, pero los coches avanzan más o menos a buen ritmo. Mientras esperas sigues escuchando las noticias deportivas, que hacen que la situación sea más llevadera. Además, vas bien de tiempo.

Bueno, al menos parece que los coches avanzan y llegaré a tiempo. Marco el teléfono de Mike para llamarlo mientras voy de camino a los astilleros.

Parece que el teléfono de Mike esta apagado o fuera de cobertura.

Un poco extrañado cuelgo el teléfono. Bueno, parece que la charla con Mike tendrá que posponerse de momento.

Los ruidosos sonidos palpitantes de una explosión y cristales rotos, junto con el golpe de choques acompañan a todos sin previo aviso. En cuestión de segundos, una extraña nube de niebla plateada cubre el área circundante. Del mismo modo que el pánico y la histeria están a punto de apoderarse de todo el mundo, la nube comienza a girar sin ningún evidente susurro de viento. Se desata sobre sí misma en una masa ciclónica, descargando lo que parecen ser relámpagos azulados tanto dentro de sí como hacia el exterior en torno a la vecindad inmediata.
Tanto la explosión como los rayos desaparecen y comienzan a disiparse antes de que alguien (tu incluido) puede llegar a la escena, dejando a muertos y heridos como la preocupación más inmediata. Las multitudes entran en pánico y las carreteras irremediablemente quedan atascadas dejándoos disponibles para tratar a los heridos críticos y al desastre dejado por el extraño fenómeno.

Con un impulso salgo del coche y me dirijo a algún lugar poco transitado, donde me enfundo mi traje y me dirijo volando lo más rápido que me es posible a la zona donde se ha producido el fenómeno. Pero de camino observo la situación, por si hay alguien en peligro que necesite ayuda.

Escombros, coches que han chocado contra otros coches, muros o contenedores. Heridos, fuegos y la histeria generalizada de todas las personas que están en las inmediaciones. ¿Que haces? Pasa a Jinetes en la Tormenta para explicarlo.