Explicación

El Señor de los Anillos, el juego de rol de la Tierra Media, también conocido como MERP (Middle-earth role playing) fue el tercer juego de rol publicado por la editorial barcelonesa Joc Internacional (septiembre de 1989), después de La llamada de Cthulhu (septiembre de 1988) y RuneQuest (octubre de ese mismo año). Los créditos nos dicen que el diseño y el desarrollo se deben a S. Coleman Charlton. El traductor de la versión en castellano es José López Jara.

COMO FUNCIONA EL JUEGO

Evidentemente no os voy a explicar en detalle las reglas (una locura) ni os voy a explicar que es un juego de rol a estas alturas. En resumidas cuentas se trata de un juego de rol con ambientación en el mundo de Tolkien y, eso es lo que gusta, poder coger a tu personaje y liarte a manporros contra un orco o correr de un Balrog.
En el MERP cada personaje se definen a partir de una serie de rasgos que describen su personalidad y unos atributos (fuerza, inteligencia, agilidad, intuición...) y unas habilidades que dependen en gran medida de su raza y su profesión. Cada una de ellas se materializa en unas puntuación se anota en una hoja de personaje y que servirán posteriormente como modificadores en el cálculo de probabilidades cuando los personajes deseen realizar ciertas acciones y actividades. Lo más importante, no perder todos los puntos de vida...
Las acciones que ocurren durante la partida se resuelven mediante tiradas de 100 con dos dados de 10 caras, uno representando decenas y otros unidades. Para valores extremos la tirada es abierta. Al resultado de los dados se le suman o restan los modificadores correspondientes, según la dificultad de la acción, los rasgos del personaje u otros factores como poseer o carecer de ciertos objetos, para determinar la puntuación final que, tras consultar en una tabla relacionada con la acción que se vaya a realizar, nos indica el resultado de la acción y en su caso los puntos de vida perdidos.
A esta tablas se añaden otras de críticos o pifias cuando la puntuación final es muy extrema en uno u otro sentido (vamos, de estas veces que estás realizando un ataque a un orco con un mazo gigantesco y de pronto en lugar de endiñarle se te escapa de las manos, te da en la cabeza y te deja listo).