Ficha e Historia del Personaje

Nivel: 2
Puntos de Vida: 130
Categoria: Warlock
Fuerza: 6 Destreza: 9 Agilidad: 8 Constitución: 8
Poder: 10 Inteligencia: 9 Voluntad: 8 Percepción: 8
RF: 45 RM: 60 RP: 45 RV: 45 RE: 45

COMBATE

Turno: 70 Natural, 60 Espada Larga +10
Habilidad de ataque: 110 Espada Larga +10
Habilidad de defensa: 100 Esquiva
Daño: 75 Espada Larga +10
Llevar Armadura: 5
TA: Gabardina Fil 1, Con 0, Pen 2, Cal 1, Fri 2, Ele 2, Ene 0

MÁGIA

ACT: 30
Zeon: 425
Proyección Mágica: 90
Nivel de magia: 40 Oscuridad, 40 Nigromancia, 40 Pecado
Hechizos Libres: Detener Caída (10), Crear Sonidos (20), Comprensión de Idiomas (30), Cambio de Aspecto (40)

VENTAJAS: Don, Inutilidad somática, Conoc. Nat. Vía Nigromancia, Artefacto 1
DESVENTAJAS: Maldito 1, Adicción o vicio grave (Opio)
HABILIDADES NATURALES: Proyección Mágica como ataque y defensa

Tamaño: 13 Regeneración: 2
Tipo de movimiento: 8 Cansancio: 8

HABILIDADES SECUNDARIAS:
Montar 55, Advertir 35, Animales 35, Memorizar 25, Ocultismo 35, V.Mágica 40, Ocultarse 25, Sígilo 25

POSESIONES:
Caballo Pesadilla, Espada Larga +10, Una bolsa de viaje, Raciones de viaje (para 1 dia), Gabardina, 10 Escudos de Oro.

ARTEFACTO: Portadora de la Noche: Espada larga +10, Arma Sobrenatural (daña energía), Alma Oscura.



NOTA: Sus ojos son verdes no azules.

Nací en un pueblecito de Kanon, soy Enaia Adamski. Vivía con mis padres y mi hermano mayor. Era una niña muy buena y obediente. Me llevaba muy bien con mi familia y nos queríamos mucho, sobretodo mi hermano y yo.
Pero un día, cuando yo cumplía 6 años e íbamos a celebrarlo, mis padres me trajeron una terrible noticia. ¡Mi hermano había muerto! Traían su cuerpo frío en los brazos, yo no pude parar de llorar. Aquella misma tarde lo enterramos. Estando junto a su tumba, mis ojos se llenaron de lágrimas y mi corazón de dolor, no llegaba a entender por qué le había ocurrido tal cosa. Lloré y lloré mientras me lo preguntaba y el dolor fue pasando poco a poco a una ira incontenible. No entendía como Abel permitió que ocurriera tal cosa. Cerré mis ojos para tratar de evitar que mis lágrimas siguieran resbalando por mis mejillas, inconscientemente se me cerraron los puños, no podía contener mi ira. Y le llamé, gritando en mi interior.
De pronto una mano salió de la tumba de mi hermano, los parroquianos salieron corriendo, gritando; mis padres trataron de cogerme y llevarme, pero yo no quise ir con ellos, no entendía lo que pasaba, mi hermano iba saliendo de su tumba:-No está muerto-gritaba. Mis padres me cogieron de la mano para huir, yo no quise, me enfadé, no entendía por qué huían de su hijo, me enfadé y los cadáveres de las tumbas de alrededor, empezaron a cobrar vida también matando a toda la gente. Fue entonces al ver a mis padres morir a manos de mi “hermano” cuando realmente me dí cuenta de la situación y aún llorando huí. No sabía donde ir ni cuanto tiempo estuve corriendo, solo sé que acabé en Telhel.
Fue entonces cuando paré y me planteé qué hacer ahora. Lo primero que pensé fue en buscar un trabajo, tenía hambre y nada de dinero. Estaba pensando en esto cuando un hombre gordito y sonriente se me acercó: ¿Qué te ocurre niña? Con decisión lo miré y le dije: Quiero trabajar. El hombre me miró con cara de sorpresa y me preguntó si me gustaban los caballos, yo nunca había visto uno, pero me llevó a su casa, había caballos por todas partes, sonreí. Sí, si que me gustan. Me dijo que se llamaba Witold y que si de verdad estaba interesada ya tenía trabajo. Me enseñó todo lo referente a los caballos y empecé a trabajar allí a cambio de comida y alojamiento. Prácticamente él y su mujer Liza, me adoptaron.
Trabajaba sin cesar y se me daba bien.
Cuidaba de todos los caballos salvo de uno, un caballo negro al que llamaban salvaje ya que como su propio nombre indica lo era, a ese no me dejaban acercarme, hasta que un día llamada por la curiosidad y la hermosura de ese caballo me acerqué, lo cogí, lo saludé y monté; era rápido y bueno conmigo. (Era un caballo que estaba poseído por un espectro oscuro al que yo le llamé la atención por mi don) La gente de la granja se sorprendió mucho y Witold y Liza decidieron regalármelo ya que había sido la única que consiguió domarlo.
Nos hicimos muy amigos mi caballo y yo, así, que decidí cambiarle el nombre y le puse Pesadilla ya que Witold siempre decía que ese caballo era una pesadilla y porque además simbolizaba el fin de mis pesadillas; o eso creía yo.
Todo iba bien hasta que cumplí los diez años y empecé a convertirme casi en una mujer.
Una noche estando en el establo con mi caballo, entró Witold borracho.
-¿Qué haces aquí todavía?-me preguntó.
- Estoy dándole las buenas noches a Pesadilla, pero ya me iba a dormir.
Él me cogió del brazo e intentó desnudarme allí, le pedí que parara, entonces me gritó que si quería seguir allí debía hacer lo que él me pidiera y lo primero era que me desnudase, le pegué y traté de huir, pero no pude tenía más fuerza que yo, me devolvió la patada con una bofetada en la cara, dejándome su mano marcada. Grité y traté de soltarme, no pude, me penetró y lo odié como jamás sería capaz de odiar a nadie. En ese momento volví a sentir lo mismo que en el cementerio hace ya tanto tiempo. De pronto se empezó a “crear” como una oscuridad que lo empezó a devorar, me soltó entre gritos y pidiéndome ayuda, corrí, cogí a Pesadilla y huí mientras esa oscuridad lo iba devorando todo a su paso.
Viendo lo que me pasó decidí no confiar en nadie, nada más que en mí misma y Pesadilla, nos hicimos más inseparables que nunca y traté de dominar y aprender sobre lo que era capaz de hacer, trabajando de tanto en tanto cuidando caballos. Y empecé a hacerme adicta al opio ya que cuando me sobrevenían recuerdos, era una ayuda En esos momentos empecé a escuchar rumores sobre un hombre llamado Lucanor, estos rumores me llamaban mucho la atención así que empecé a estar atenta con relación a estos rumores. Hasta que un día recibí una carta en la que Lucanor había escuchado sobre mi interés hacia él y me invitó a que nos conociéramos en el Castillo de Larcs. Preparé víveres para el viaje y fui hacia allí en mi caballo, llena de nervios, curiosidad y alegría al ver que había llamado su atención.