Acto 1: La Convocatoria

Una figura de apariencia humilde se aproxima hasta ti. Se presenta como uno de los criados de tu sire y te hace entrega de una carta y una invitación.

Chiquilla y amada mia.
Es mi deseo que te reunas conmigo en la plaza del mercado, cerca de los almacenes en el Distrito del Castillo de Buda, en la decima hora de la noche del 15 de abril del año de Nuestro Señor de 1198. Alli seras presentado a un aliado mio que desea convertirse en tu patron. Tu futuro puede quedar asegurado si aceptas su oferta. Es más, me complaceria mucho que aceptases, pues ya lo he hecho en tu nombre, a falta de que des tu consentimiento. No me falles y ven enseguida. El portador de esta carta es un servidor de confianza y se ocupara del transporte.
Tu sire, Jean-Pierre

Una invitación acompaña a la carta. es un pergamino de la mejor calidad, enrollado y atado con cintas rojas y un sello de cera del mismo color. El sello muestra un el diseño de un águila estendiendo sus alas.

Aunque no nos conocemos, creo que compartimos un lazo a través de vuestros sires, que son mis aliados. Como leales chiquillos de vuestros sires, os pido que os reunáis conmigo en la plaza del mercado, cerca de los almacenes en el Distrito del Castillo de Buda, el 15 de abril de este año en la decima hora de la noche. Me gustaría heceros una proposición que puede reportaros grandes beneficios y alianzas más estrechas entre nosotros. Si quereis oir más, asistid a la cita.
Espero convertirme en
Vuestro Patrón

Esta noche me he despertado con una sensación extraña.
La lluvia cae suave en el pavimento de piedra de la calle principal, hace una noche fresca y hay poca gente.
Llevo demasiados días sin él, quizá debí de acompañarlo, pero tenía demasiadas cosas importantes de las que ocuparme.
¡Maldición!, lo hecho mucho de menos, espero que vuelva pronto; deseo tanto estar con él... poseerlo. Llevo demasiado tiempo sin sexo. Quizá esta noche debería de buscar "algo interesante".
Espero verlo pronto... Jean-Pierre...
De pronto una presencia enfrente refrena mis pensamientos, es un criado de Jean-Pierre, al fin, noticias suyas.


Que maravilla amado mío, nos veremos y fuera de Francia, voy a conocer otras tierras y contigo.
(Releo la carta.)

- De acuerdo, prepararé la bolsa de viaje y nos vemos en la posada Audreylarochelle dentro de un par de horas. Gracias, puedes retirarte.

Me doy media vuelta para dirigirme a mi refugio. La noche no podría ser mejor, quizá la sensación que tuve al despertar era por esto.

- Lo sé, estamos conectados. Mi amado sabe que lo tengo todo preparado y era un buen momento para fugarme con él.

- Las sendas son confusas, amiga, no todos los caminos conducen a la verdad. - dice en tono pensativo y susurrante.

-Oh Vicky. ¿A qué te refieres?.

- Bla, bla, porqué le escuchas, siempre está igual. -dice una voz chillona.

-Sssshhh. ¡Calla! Sabes que nunca se equivoca. ¿Pero que quisiste decir?

Silencio.
Oh Jean- Pierre.


Dos horas después, en la posada de Audreylarochelle.

La sala está oscura, la lluvía y el frío han apretado, pero aún así parece que prácticamente todos los Vástagos se han convocado aquí esta noche.
En un rincón de ésta se encuentra el criado de Jean-Pierre, mi sire.
Me giro a la camarera:
- Cariño, ponme una copa.

Mientras la camarera te sirve una copa de vitae, ves como el sirviente de tu sire se aproxima hasta la mesa en la que te encuentras y se inclina ligeramente para hablarte al oido.

- Ya estan todos los preparativos hechos mi señora. He preparado un carruaje cerrado para el viaje, ademas de algunos viveres para el camino.

Miro a mi alrededor, vieja costumbre, para observar si alguien se fija en nosotros.

- Muy bien, no perdamos más tiempo- le contesto con un suave susurro, termino mi copa y me levanto- vamos.

Me dirijo hacia la puerta con aires de grandeza, contoneándome y me detengo en ésta esperando que el criado me abra.

Rápidamente el sirevo te sigue hasta la salida tras dejar algunas monedas sobre la mesa. Y antes de que llegues a la salida, el ya te está esperando con la puerta abierta.

Me dirijo directamente al carruaje. Mientras estamos de viaje releo la carta de mi amado sire y sueño con nuestro pronto encuentro.
"Las sendas son confusas, no todos los caminos conducen a la verdad"
Que querría decir Vicky con esto. Me pregunto si lo de la verdad lo diría por Jean-Pierre... Um... Quizá lo dice por mi futuro patrón.
No lo se, sea como sea espero desvelarlo antes de que ocurra y me explote, y no creo realmente que sea por Jean-Pierre, nos amamos... No, es imposible que se refiriera a él.
"Las sendas confusas"...
Un viaje al fin fuera de Francia...
Grandes beneficios y alianzas...
Pensando en todo esto me vence el sopor de la mañana.

El viaje transcurre sin emociones ni demoras durante el primer día de traveía. Aunque notas algo en el ambiente que crece conforme os vais aproximando a Transilvania.

Llevo un día fuera y ya tengo añoranza por mi Francia, un mal presentimiento se apodera de mí.
Mal, un día fuera y ya estoy inquieta, espero que sea añoranza y no un mal presagio, tendré que andarme con cuidado por si acaso.
Con mi natural delicadeza toco en el carruaje.
TOC, TOC, TOC.
Y asomo la cabeza en la ventana.

-Criado, criado.- observo un poco a mi alrededor- criado, para en alguna taberna, necesito distraerme un poco.

El sirevo simplemente se limita a asentir y desvia a los caballos hacia un pequeño camino que va al sur, y a unos pocos metros, se comienza a divisar una pequeña aldea de pocos habitantes, el movimiento de sus calles es escaso, e incluso en la única posada que hay alli, el ajetreo es casi inexsistente.

- Esperame aquí- le digo al criado.

Me bajo del carruaje, y entro en la posada contoneándome, con la cabeza alta y mostrando mucha seguridad.
Me dirijo hacia el camarero detrás de la barra:

- Sírvame una copa del mejor vino que tenga.
Dicho esto me dirijo a la mesa más apartada y me siento con la mayor compostura.
Una vez sentada miro a mi alrededor buscando "algo" que me pueda interesar, y sonrío a los pocos jóvenes que se encuentren allí.

Mientras contemplas al populacho, llama tu atencion un joven de unos veintipocos años, alto y de aspecto fuerte, a pesar de ser un aldeano y ser evidente que trabaja cultivando la tierra, tiene un atractivo y encanto que no te pasan desapercibidos. Mientras lo observas, el camarero te sirve la copa y te mira con una mezcla de asombro y desconfianza.

No me fijo para nada en el vulgar camarero, pero sí en el muchacho.
Lo miro a los ojos con picardía y le sonrío mientras levanto mi copa a modo de brindis y le doy un trago.

"Esto es lo único que hecho de menos de ser mortal... poder disfrutar del buen vino".

Mientras das el sorbo de tu copa ves como el joven muchacho te mira sutilmente, y comienza el juego de miradas.

Sonrío de nuevo mientras aparto la mirada de él simulando timidez. al rato vuelvo a coger la copa, le doy otro sorbo.
Le miro esta vez con más intensidad y sin ningún disimulo le guiño un ojo y juego con un mechón de mi pelo, esta vez sin apartar la mirada, dejando claro que me interesa.

Ves como sin poder disimular su entusiasmo se disculpa con sus compañeros y se acerca hasta tu mesa.
- ¿Puedo ayudarla en algo señorita? Parece que se ha perdido y ademas no es comun que gente de su edad viaje por ahy sola.

Lo miro a los ojos y con una sonrisa picarona le digo:
-Por favor caballero, siéntese.- guiñándole un ojo- ¿Me invitarías a una copa?- mientras de un trago me bebo lo que queda de mi copa de vino.- No te preocupes por mi edad, aparento menos de lo que tengo, además me he criado sola. No te preocupes no te pasará nada.- Y señalo la silla de al lado.

El joven asiente, y se sienta junto a ti tras pedir al camarero que rellene vuestras bebidas. Os pasais algun timepo conversando y reiendo, mientras notas como cada vez se va sintiendo mas comodo y embriagado.

- Oh, eres maravilloso- le digo con una sonrisa mientras le acaricio la mano- me encantaría que me ensañaras lo poco de este lugar que se pueda ver a estas horas- dicho esto me voy levantando.

Se levanta contigo y deja algunas monedas sobre la mesa, cogiendote la mano con decision te saca de la taberna y te lleva a unos apartados arboles y sin esperar tu reaccion comienza a besarte. Obviamente la embriaguez es dueña de sus actos, incluso llega a tambalearse levemente.

Después de hacer el amor intensamente con él, en el último momento empiezo a besarle el cuello y lamerle hasta que le muerdo, y ansiosamente lamo la sangre que se derrama por su cuello y la de mis labios. Una vez que me he saciado vuelvo a mi carruaje lamiéndome los labios y dejando al joven solo allí.

- Vamos ya puedes seguir- le digo al criado mientras me acomodo en el carruaje.

El carruaje comienza a moverse y se pierde en la inmensidad de la noche. El resto del viaje transcurre sin mas incidentes ni demoras. Tras una larva travesia llegais a Buda.



NOTA: Sigue en Sube la Marea, Escena 1: Llegada